La responsabilidad es un valor que se transmite y se enseña con algunas estrategias educativas, como las que queremos ofrecerte en el artículo de hoy. Y es que el beneficio de formar niños y adolescentes responsables radica en prepararlos a asumir sus propios compromisos consigo mismo y con los demás, que sea una persona segura, autónoma e independiente.
Es importante resaltar que nuestros estudiantes han perdido ciertos hábitos para el estudio luego de dos años sin acudir a la escuela. De esta manera, es normal que aparezcan algunas dificultades para aprender y es importante que los padres de familia transmitan mensajes saludables a sus hijos a fin de que asuman estas tensiones como impases comprensibles, pasajeros y producidos por la falta de exigencias propias de la presencialidad.
¡Veamos en este artículo de qué se trata este valor y qué estrategias puedes aplicar para fomentarlo!
La responsabilidad es una de las claves para que nuestros hijos afronten positivamente en el diario vivir las acciones escolares. Fomentar la responsabilidad es una tarea a largo plazo que se va construyendo poco a poco, hasta lograr conseguir en ellos valores como el esfuerzo, la paciencia, la capacidad de superación y sobre todo el compromiso para asumir las consecuencias de sus propios actos.
Aquí algunos consejos para lograr conseguirlos:
Dejar que tomen algunas decisiones. La responsabilidad está ligada a la autonomía por ello es importante dejar que ellos tomen algunas decisiones. Estas deben estar de acuerdo a sus posibilidades de acción, y a medida que van creciendo, se les adjudicará decisiones de mayor responsabilidad. Dentro de ellas pueden ser por ejemplo que elijan su ropa, una película que pueda ver, un libro que pueda leer.
Asignarles tareas en casa. Ocuparse de recoger sus juguetes y ordenar su cuarto, preparar los libros para el colegio cada mañana, hacer la cama o lavarse las manos antes de comer y los dientes después pueden ser actividades de las que tenga que responsabilizarse por sí mismo, sin necesidad de que debas recordárselo. De este modo aprenderá además a organizar su tiempo para cumplir con sus obligaciones y disfrutar del resto de la jornada.
Ayúdale a pensar por sí mismo. En vez de decirle directamente qué tiene que hacer, fomenta su pensamiento lógico y su capacidad de solucionar problemas o situaciones difíciles mediante el razonamiento. Para enseñar a tu hijo a ser responsable debes hacerle ver las ventajas de la responsabilidad y animarle a que comprenda que de ese modo conseguirá el resultado que se propone. En último término, se trata de que el niño actúe de forma correcta y sea responsable porque quiere serlo, no porque se le ordene.
Sé un ejemplo. Es importante que tu hijo aprenda lo que implica la responsabilidad de forma práctica, por observación e imitación. Por eso resulta fundamental que los adultos sean ejemplo y asuman sus propias responsabilidades y explicarles por qué lo hace así.
No hagas sus tareas. Responsabilizarse de los actos es asumir las consecuencias de nuestras equivocaciones, por eso hay que dejar que también se equivoquen. Si haces las tareas por ellos para que saquen buenas calificaciones, si dibujas para ellos para que impresionen a su profesor, o si haces su cama cada vez que ellos lo olvidan, no estarás forjando niños responsables. La sobreprotección debilita el carácter y crea niños inseguros, y no ayudará, en este sentido, el hacer sus tareas.
Reconoce sus logros. Mantente firme si no cumple sus obligaciones y ayúdale cuando se equivoque o flaquee, pero no olvides apreciar sus méritos. De este modo le harás ver lo que ha conseguido gracias a su compromiso y su actitud responsable.