En muchas ocasiones no nos damos cuenta de la postura que adoptamos para hablar con nuestros pequeños, si siempre hablamos desde una altura superior es probable que se sientan poco escuchados y que les cueste mantener la atención, eso sin hablar de toda la información que podemos captar a través del lenguaje no verbal con la postura de la persona que nos habla.
Es por esto que debemos prestar más atención a cómo es nuestra conversación con los niños. Y para ello queremos explicar algunos de los beneficios de ponernos a su altura:
- Fomenta la comunicación: Cuando un adulto se pone a la altura de un niño, se establece una conexión visual directa y cercana. Esto facilita la comunicación y el diálogo, lo que puede ayudar a construir relaciones más sólidas y significativas.
- Mejora la comprensión: Al ponerse a la altura de los niños, es más fácil comprender su perspectiva y ver el mundo desde su punto de vista. Esto puede ayudar a los adultos a entender mejor las necesidades y deseos de los niños, lo que puede mejorar su capacidad para responder de manera efectiva.
- Aumenta la confianza y el respeto: Al ponerse a la altura de los niños, los adultos pueden demostrarles que los respetan y los valoran como individuos. Esto puede ayudar a los niños a sentirse más seguros y confiados en su relación con los adultos.
- Fomenta la empatía: Al ponerse en la misma altura que los niños, los adultos pueden aprender a empatizar mejor con ellos, lo que puede ayudar a construir relaciones más saludables y positivas.
- Ayuda a que el niño pueda expresarse con mayor facilidad, sabe que le estás prestando atención, que lo que te está diciendo te importa y fortalece vínculos.
En resumen, ponerse a la altura de los niños puede ser una forma efectiva de construir relaciones significativas y mejorar la comunicación y la comprensión entre los adultos y los niños.